No sé cómo describirlo pero es super esponjoso y tiene un sabor suave y a la vez delicioso e intenso.
Ingredientes (Para un pastel de 25 cm):
- 350 g de mantequilla a temperatura ambiente (punto pomada)
- 350 g de azúcar
- 350 g de harina floja
- 170 g de nueces (100 g molidas y el resto en trozos grandes)
- 1 vaso de leche
- 1 copita de brandy o vino dulce (yo puse Moscatell)
- 7 huevos
- 1 sobre de levadura tipo Royal
- Azúcar glas para decorar o cacao (optativo)
Precalentamos el horno a 180º.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que quede cremoso. Siempre le podéis dar un golpe en el microondas para conseguir que sea pomada y luego la batís un poco. De hecho es mejor porque dejar la mantequilla fuera de la nevera mucho tiempo no es aconsejable.
Separamos las yemas de las claras y añadimos las yemas a la mezcla de azúcar. Seguimos batiendo hasta que esté espumoso.
Añadimos los 100 g de nueces molidas y mezclamos bien. Agregamos las nueces restantes y luego la leche y el licor sin dejar de batir.
Tamizamos la harina y la levadura y las añadimos a la masa con una espátula mezclando suavemente de abajo hacia arriba.
Montamos las claras a punto de nieve fuerte (que no caiga) y las incorporamos a la masa con movimientos envolventes para que no baje.
Untamos el molde con mantequilla (mejor si es tipo pomada y la extendemos con un pincel porque así nos aseguramos que esté bien extendida) y vertemos la preparación.
Horneamos entre 45 a 60 minutos. Yo lo dejé casi hora y media. Id vigilándolo, cubridlo con papel de aluminio si veis que se dora mucho y sólo sacadlo si al pincharlo con un palillo sale limpio.
Dejamos enfriar y una vez desmoldado espolvoreamos con azúcar glas o cacao. O ambas cosas.
Yo utilicé para decorarlo una plantilla de la marca Tescoma que compré en Casa Viva por nueve euros un pack de cinco.