El chocolate siempre ha sido como una píldora mágica para mí. Recuerdo que no hace tanto, cuando mi cuerpo aún era capaz de equilibrarse sólo, no me gustaba el dulce. Pero siempre, siempre, me apetecía una pastilla de chocolate bien negro cuando me encontraba cansada o saturada. Por ese entonces me decía que mi cuerpo sabía perfectamente lo que necesitaba.
Esta receta no es mía, es de Betina Montagne que no me canso de recomendaros. A ella y sus cursos de pastelería americana en Espai Sucre. Es una bomba deliciosa, refrescante y bastante fácil de hacer. No Betina, el triffle. Aunque ella también es una bomba de energía. La base es un bizcocho que yo he preparado de chocolate y que he devorado las sobras como desayuno todos estos días.
Ingredientes para el bizcocho:
225 g de mantequilla a temperatura ambiente o pomada
135 g de harina floja
90 g de cacao en polvo sin azúcar
1 g de sal
220 g de azúcar
5 huevos enteros a temperatura ambiente
La ralladura de una naranja
Ingredientes para la crema:
666 g de leche entera (chulo el número no?)
100 g de azúcar
122 g de yemas de huevo frescas
52 g de maizena
1/4 de piel de la naranja rallada
Para el relleno:
300 g de frambuesas (sobrará)
150 g de mermelada de frambuesas baja en azúcar
50 g de ron moreno (optativo)
Media ralladura de naranja
50 g de zumo de naranja natural
Nata para decorar
Precalenteamos el horno a 170º.
Tamizamos la harina tres veces con la sal y reservamos en un bol. En la batidora con la pala batimos la mantequilla a velocidad media hasta que empiece a esponjar. Añadimos el azúcar hasta que duplique su tamaño unos cinco minutos. Bajamos parando y bajando la crema que se queda en las paredes.
Vamos añadiendo de uno en uno los huevos a velocidad baja, hasta que se mezclen perfectamente cada uno de ellos. Añadimos la ralladura de la naranja y seguimos con la harina y el cacao, poco a poco y a velocidad baja. Batimos hasta que esté bien homogéneo.
Vertemos en un molde rectangular, tipo plum cake, que habremos pintado previamente con mantequilla y harina. Horneamos una hora más o menos.
Para la crema, como siempre, batimos bien en un bol las yemas con el azúcar y la maizena. Y en un cazo hervimos la leche con la piel de la naranja. Vertemos parte de la leche hervida sobre la mezcla de yemas y batimos rápido. Vertemos todo en el cazo otra vez y llevamos al fuego sin dejar de mezclar con las varillas de mano. La tendréis en un plis plas. Quitamos la piel de la naranja. Dejamos templar un poco y vertemos la crema en un bandeja plana envuelta en un film y tapada con más film y a la nevera! La crema es muy delicada y de ahí lo de ponerla en una bandeja plana para que se enfríe antes y sobre todo bien limpia y cubierta con film. Evitamos dejarla fuera de la nevera por la misma razón.
Una vez tenemos el bizcocho, lo dejamos enfriar y sólo nos faltará montar nuestras copas. Si queremos podemos hacer un almíbar con el zumo de naranja, la ralladura y el ron. Pero yo no lo hice en esta ocasión. Cortamos láminas finas de bizcocho y cubrimos las bases de las copas. Mojamos un poco (sin pasarnos) con el almíbar de la naranja o en mi caso sólo con zumo de naranja. Añadimos una capa de mermelada y seguimos con una capa de frambuesas. Encima colocamos una capa de crema. Y así repetimos el proceso si es necesario hasta que nos falte un dedo para el borde las copas. Entonces cubrimos con nata generosamente. Y en mi caso he acabado de decorar con trocitos del mismo bizcocho porque no me parecía bastante calórico 😉
Creedme, esto es un pecado.
Oh que imagens lindas, e com tanta luminosidade, adoro, e adoro as flores.
Triffles são sobremesas tão boas e perfeitas para aproveitar bolinhos, pelo menos por cá é assim, e depois tantas combinações de sabores, gosto muito.
Ficou delicioso e com framboesas é perfeito.
Beijinhos e boas férias.
Beijinhos linda 🙂