Verano. Tiempo de cambios, descubrimientos y reencuentros. Tiempo para pensar hacía dónde vamos. Una pausa donde encontrarnos a nosotros mismos y con los otros.
Verano. Tiempo para ralentizar. Para perderse. El tiempo justo para darse impulso.
Una ventana en el tiempo que nos ha permitido volver con más ganas que nunca de empezar.